Cuando tratamos de comprender un hecho o realidad primero observamos y luego lo comunicamos. En realidad, se han desarrollado una serie de formas de registrar esos hechos o realidades, de forma tal, que podamos no cambiar lo observado por pareceres o ideas ajenas a los propios hechos.
La primera forma de registro fue relatar los hechos acaecidos. Luego se sumaron la inclusión de espacio y tiempo. Los astrónomos incluyeron movimientos y cursos, los biólogos desarrollaron una forma sistemática de clasificación taxonómica atendiendo a su semejanza y proximidad filogenética basada en características externas, internas y de función de los seres vivos.
La ciencia desarrollo tanto esos registros que permitieron identificar patrones en el acaecer de los fenómenos, en tal sentido, las matemáticas contribuyeron en la contabilidad y proyección de dichos patrones, generando predicciones y/o tendencias que nos permiten visualizar comportamientos futuros.
La psicología es heredera de estos avances de la ciencia y de la incursión de las TIC. Así, podemos hablar de capacidades y competencias aplicadas en el aprendizaje y el desarrollo de las personas. Cuando hablamos de competencias nos referimos al desarrollo de habilidades con un fuerte componente de conocimientos y actitudes.
Hay quien dice que eso es talento, porque quien hace lo mejor de una actividad es, porque tiene talento, ya que se desarrolla con la práctica constante. Pero, la admiración que encierra ese desempeño, se visualiza en la forma de cómo se realiza esa actividad. A esa forma la describiremos como proceso.
Un proceso es una forma de realizar siempre la misma actividad, en todo caso, de mejorar esa forma de hacer siempre lo mismo, por ejemplo, el pan de cada día tiene el mismo proceso, pero no siempre sale igual, esa variabilidad es la que hace la diferencia de satisfacción de quienes consumen dicho pan.
Los psicólogos que desarrollamos actividades educativas y/o de capacitación, buscamos desarrollar y fortalecer capacidades y competencias en la realización de procesos de enseñanza aprendizaje. Una forma de lograr mayor calidad en esos procesos, es el desarrollo de la micro-enseñanza que aparece con la identificación de capacidades expresas identificadas en un modelo o persona destacada en un quehacer.
Se identifican las características de desempeño, se copian y se practican, se realizan hasta igualar dicho desempeño, alcanzado ese desempeño se puede superar innovando. Ya lo había expresado Miguel Ángel Cornejo Rosado como la Tecnología de lo Obvio: copiar, igualar, superar.
Entre Gagne y Bloom desarrollamos las taxonomías de aprendizaje cognitivo y emocional donde encontramos una confluencia determinante dada por el empleo del lenguaje. Encontramos entonces que las competencias no son otra cosa que actividades que por su constancia y repetición se vuelven habituales y se caracterizan por su destreza y efectividad por la calidad de los resultados.
Pero cuidado, los hábitos que nos hacen efectivos son competencias y los hábitos que nos hacen inefectivos son incompetencias. Es decir, que podemos tener trabajadores estrella, buenos trabajadores y malos trabajadores. Los Jefes o mandos son los que generan esas incompetencias o el desarrollo de esas competencias. En tal sentido, es la Alta Dirección que debe destacar en la formación de mandos o jefaturas, ya que de esas otras personas depende el desarrollo de la propia organización y los colaboradores que allí desarrollan sus actividades y sus vidas.
Son las organizaciones las que producen bienes y servicios, pero aunque suene tremendo, también producen personas, dado que, entre el ambiente de trabajo y la integénesis humana que allí se produce, se genera las condiciones para el desarrollo de las personas, además del efecto que repercute en sus familias. La mejora de los procesos educativos en las organizaciones, es la mejora que se producirá en las personas que laboran para esas organizaciones.
Gracias por seguirme.
Carlos Alberto Gálvez
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